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Sable bretón de pera y helado de lavanda |
Tanto como había dado con
41º de Ferran Adrià pues mi gozo en un pozo, cuando llega la hora que teníamos pensado ir, vemos en la web que ahora va con reservas!!! cómo? si había leído y escuchado por activa y por pasiva que no se aceptaban reservas!!! Bueno pues a improvisar, a ver qué buscamos porque en la web daba todo cogido y sólo mostraba una plaza para las 18:00. Buscamos y buscamos por el universo michelín del cielo de Barcelona y todo ocupado, Alquimia, Moo, ComerÇ24,... nada todo reservado,..., uf que decepción, el Ferran me la ha jugado antes de empezar el partido,... y entonces cuando me veía encargando japo a domicilio, tachán, mi cuñao, que es un monstruo, me dice "Vamos a
El Principal, del grupo Tragaluz, es un buen restaurante, de los de toda la vida". Dicho y hecho, reservamos para las 20:30 y nos dieron todas las facilidades para ir con las niñas. Antes de todas formas nos pasamos por
41º grados para ver si por casualidad saltaba la liebre, pero ohhh..., no es propiamente un lugar de tapas, es una coctelería.
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Tartar de salmón salvaje y aguacate
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Eso tiene dos consecuencias, una que sirven cócteles y snacks (no es para cenar o para salir cenados) y que no se puede ir con menores. Así que nos dirigimos a
El Principal, el lugar es una casa de la antigua burguesía Barcelonesa, la arquitectura es señorial con techos altos y zonas amplias. El servicio amable y atento, cuidando los detalles, esmerado pero sin dejarse notar, ambiente tranquilo a media luz y reconfortable y lo mejor: La comida exquisita y sin grandes alardes vanguardistas pero con una calidad en las materias impresionante y que raya lo sublime. Hoy he podido comer el mejor
solomillo de ternera de mi vida. Y de primero un
tartar de salmón salvaje con aguacate espléndido, de textura suave pero que dejaba un sabor largo e intenso en boca. Y el postre...delicioso, no sabría decir si el
sable bretón de pera iba acompañado de helado de lavanda o era al revés!!!, el
sable bretón es una especie de mini bizcocho y lo difícil era acompañar con el helado de lavanda y que no supiera a detergente. En fin una inolvidable experiencia para el paladar de platos sencillos y de una calidad sobresaliente. Barcelona no me deja de sorprender!!!
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Solomillo con salsa de mostaza
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