miércoles, 8 de junio de 2011

De la tierra el cordero y de la mar... El Campero

  Nosotros tenemos una lista de los sitios que poco a poco queremos ir visitando por las provincias de Cádiz y Málaga. Uno de los sitios que tenemos marcado con una X en mayúscula es El Campero. Que mejor momento para ir que en estas fechas aprovechando las Jornadas Gastronómicas del Atún de Barbate. 

   
   Para mí escribir del atún es escribir de mis raíces y mi niñez. Siempre tendré en mi recuerdo cuando mi abuelo Rafael me levantaba a las 5 de la mañana para ir a Tarifa a comprar atún, llegar a la lonja en plena ebullición, el arte de subastar la mercancía, la vuelta en la renault 5 con las piezas en la batea y después, en la banca, como despiezaba los casi 300 kilos manejando los cuchillos de corte con la destreza de un espadachín, el ronqueo en estado puro. Me hubiera gustado poder disfruta de él  más tiempo para que, entre otras cosas, me enseñara a cortar el atún con esa elegancia que lo hacía. También escribir de Barbate lleva su componente sentimental pues la familia materna de mi padre es de allí. Por todo esto comer en El Campero, además de comer el mejor atún del mundo en el mejor sitio posible, es muy especial para mi.
   Desde La Línea a Barbate hay una hora y poco por la N340, llegamos con tiempo suficiente y nuestros anfitriones nos estaban esperando, gracias, Puri y Marcos os debemos una. Nos dirigimos directamente al restaurante. Teníamos reserva y menos mal, estaba a tope, tanto la terraza de fuera, la barra y los salones llenos. Aún así el servicio genial, nada que objetar, una prueba de profesionalidad. No es lo mismo atender pocas mesas que un restaurante lleno, es obvio, pero es que no lo notamos. El salón interior estaba muy bien acondicionado con una temperatura óptima y presentaba una decoración con sutiles motivos marineros. Algún día cuando vuelva tengo que preguntar porque un local dedicado puramente al pescado y más en concreto al atún, tiene por nombre El Campero. Otra de las cosas que no me concuerdan y que se lo recordaré toda la vida es que, estando en el sitio en el que nos encontrábamos, a Sonia (3 años y 9 meses) se le antojara patatas fritas con huevo, jajajaja, cosas de la edad, lo mejor es que estando la cocina como estaba accedieron al gusto de mi hija. A ver que piensa de esto dentro de 20 años.
   Para mí, lo más idóneo hubiera sido un menú degustación pero no existía la posibilidad así que pedimos diferentes platos para compartir y probar un poco de todo. La carta es espectacular y te dan ganas de decir "uno de cada, por favor", por lo que aplicamos una de nuestras reglas, ante la duda dejadnos aconsejar. Para acompañar degustamos un Entrechuelos 2010 monovarietal chadornnay con D.O. Tierra de Cádiz, color amarillo dorado con luces verdosas que en nariz presenta notas muy expresivas a fruta madura, piña y fruta tropical. De sabor fresco, refrescante, cuerpo medio y final corto, ideal para el día tan caluroso que hacía. 
   
  Comenzamos con un Combinado de Almadraba, diferentes especialidades como, atún en escabeche, troncos de atún en aceite, mojama, huevas, ijada,..etc. Insuperable, sobre todo la mojama y la ijada.


    Otra genialidad,  la Tosta de semimojama, con un sabor espectacular y una textura cremosa que se derretía en el paladar.

  
      Seguimos con la Lasaña fría de atún, es imprescindible que si alguna ves vais no dejéis de probar esto.

   
     No quisimos dejar de deleitarnos con el Sashimi. Por supuesto todos los productos crudos están tratados a -60º. Sin palabras.

     Había otro plato que teníamos ganas de probar, Corazón de atún. De textura parecida al hígado de ternera pero con sabor intenso a pescado. Junto con el corazón también probamos el Morillo, una carne muy gelatinosa y sabrosa. Dos cortes muy especiales que merece la pena probar.

 

     Para finalizar y por cambiar un poco para que no fuera todo atún, saboreamos una Sama a la espalda. Producto de excelente calidad y mejor sabor.


   Como postres tomamos un Espumoso de café con caramelo, Surtido andalusí y Cremoso de chocolate, los tres muy suculentos y apetitosos para terminar de llenar el poco hueco que quedaba, jejeje.

 

   Si el ronqueo es arte, el Campero es el Guggenheim y Barbate la ciudad de las bellas artes. No es posible entender y vivir la cultura de la almadraba sin venir a las costas de Cádiz. Desde aquí os animamos a visitar y conocer nuestra tierra, el que lo hace se enamora de ella. El que sea oriundo o ya la conozca bien lo sabe. Hasta la próxima.  

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