viernes, 16 de septiembre de 2011

Lucas Maes


Si tuviera que escoger una canción para acompañar esta entrada, elegiría “Viva la vida”, del Coldplay. Venga, animaos, hacedlo, buscad la canción y ponedla mientras leéis esto. Puede que con eso entendáis mejor lo que quiero plasmar. Nuestra visita al Lucas Maes fue toda una experiencia, un disfrute para los sentidos, una explosión de sabores, texturas, olores y colores. Como dicen en los ambientes, “para vivir así, mejor no morirse”, jejeje. 

El Restaurante está ubicado en el Barranco la arena, La Orotava (Sta. Cruz de Tenerife), se puede observar la costa norte de la isla y la inmensidad del Atlántico en una panorámica impresionante. El edificio es una casona de estilo colonial decorada con una mezcla interesante de clásico y moderno. Existen tres salas, una de ellas con vista a un reconfortante jardín y al mar. La cocina es semivista y pudimos observar a Lucas y su equipo en plena faena. También posee una bodega acristalada. 

Nos ubicaron en una pequeña sala de paredes verdes donde gozamos de un ambiente íntimo y acogedor. Optamos por el menú degustación con maridaje. Los vinos pertenecen a la bodega Suerte del Márquez, D.O. Valle de la Orotava, excepto el que acompañó al postre que es un Humboldt, con D.O. Tacoronte-Acentejo. Pero eso sí, todos de la Isla y de muy buena calidad. El maridaje nos pareció sublime, excelentemente escogido y es que el personal de sala del Lucas Maes goza de gran profesionalidad, es atento y esmerado. Compartieron conocimientos con nosotros y pudimos aprender y entender los platos y los vinos seleccionados. 

  
 Empezamos con unos snacks: chips de pasta y salmorejo. Buenos y divertidos. Mientras saboreamos un vermú y ojeábamos la carta y el sitio.

El primer plato es posiblemente el mejor ceviche que haya probado en mi vida, Ceviche de cherne, langostinos, pámpano, sandía y brotes tiernos. Una combinación de sabor prácticamente perfecto y fresco, una revolución en el paladar. Acompañado de vino blanco de maceración carbónica. 

De segundo degustamos Ravioli de queso flor de nieves sobre lecho de espinacas, cantarelas y trufa. También exquisito, la pasta en su punto, el queso suave y el resto de los ingredientes aportaban una mezcla sutil y suave al plato. El maridaje se confeccionó con vino blanco seco en barrica. 

Continuamos con Taco de atún envuelto de sésamo, sal negra y pimienta rosa, chutney de tomate, vinagreta de jengibre y ligera emulsión de wasabi. Un plato más contundente que los anteriores  e igual de bien elaborado, un guiño a la cocina oriental. Otra de las sorpresa de la noche fue el maridaje de este plato, 7 fuentes tinto, un coupage 90% Listán negro, 7% Tintilla y 3% Listán Blanco. 

Como último nos sirvieron Suprema de pintada semiahumada sobre papa cremosa, verduritas, regaliz y salsa de su jugo. La intensidad de los platos fue aumentando conforme transcurría el menú y éste fue el más contundente. Una apuesta excelente para cerrar. Al igual que la comida el vino fue in crescendo y El esquilón resultó tener carácter, cuerpo y ser muy expresivo. 

El postre justo colofón, mini-sablée relleno de requesón y mascarpone al aroma de vainilla, toffee y frutos rojos, acompañado de un vino tinto dulce que lleva el nombre de Alexander von Humboldt, famoso explorador, geólogo y botánico, que visitó las Isla en 1799. 

Mientras disfrutamos de la sobremesa con un café y un detallito en forma de chupachups de bombón helado, Lucas tuvo la gentileza de venir a la mesa y compartir unos instantes. Por supuesto lo felicitamos. Una de las mejores experiencias gastronómicas que hemos tenido. 


martes, 13 de septiembre de 2011

El gusto por el vino

De nuestras vacaciones en Tenerife nos trajimos muy buenas cosas. Unas de carácter afectivo, compartir tiempo con Rafa y Fani no tiene precio, y nuevos amigos, Guasi y Lucas, gracias por todo. Y otras más usuales de este blog, como visitar la isla y degustar su gastronomía y sus vinos. 
Tuvimos la ocasión de catar diferentes vinos canarios y donde mejor se hace y más saben es en El Gusto por el Vino. Este establecimiento es una vinoteca donde disponen de un original sistema de cata, independientemente de los cursos o eventos que organizan. Tienen una infinidad de referencias tanto en vinos como en bebidas espirituosas, como ejemplo, solo de ginebra había más de setenta.  









                           
     Para saborear un vino el día y a la hora que quieras cuentan con un dispensador por copa que mantiene las propiedades del vino gracias a que inyecta gas nitrógeno en la botella, sustituyendo así el aire e impidiendo la oxigenación del vino. Además regula la temperatura para que su degustación sea en condiciones óptimas. Si lo deseas puedes acompañar el momento con algo para picar. Disponen de 8 vinos que cambian regularmente. 

     Probamos dos vinos blancos. El primero fue un vino de Mendoza, Argentina, Catena Zapata, un 100% Chadornay con tonos dorados, limpio con reflejos amarillo claro que en nariz presenta aroma a almendras y clara de huevo. En boca complejo con cuerpo con sabor a cáscara de limón y retro nasal. El segundo con D.O. Penedés, de Sant Sadurní, XII Subirat Parent de Agustí Torello Mata, de fase visual limpio, amarillo claro casi blanco con algo de burbuja. En olfato a fruta, piña y plátano. En boca se nota achampanado, joven, con paso suave y final largo. 


   Este establecimiento es toda una oportunidad para la gente de Santa Cruz y para los visitantes que quieran aprender de Vinos. Además de promulgar El Gusto por el Vino se palpa la dedicación y el cariño que le ponen a la enología. Adquirimos varias cositas para casa, Saffron (Ginebra), un moscatel de la bodega Stratvs, y La Solana de la bodega Suerte del Marques (Tinto), todas a cual mejor. También poseen un restaurante que algún día cuando volvamos visitaremos.  Así que nos quedamos con un buen sabor de boca, un buen gusto, El Gusto por el Vino